Ante la negativa del propietario a realizar nuevas inversiones millonarias y agobiado por presiones económicas tras la sanción impuesta desde la UEFA, el equipo realizó una temporada muy irregular en la que queda clasificado undécimo en La Liga y en la que las tácticas del entrenador teutón no obtienen la aceptación de gran parte de la grada de La Rosaleda, por lo que el club decide rescindir su contrato y dar comienzo a un nuevo proyecto bajo la tutela del navarro Javi Gracia.