Como explica María I. (40 años), madre de dos niños de ocho y seis, todo eso que suele decirse “es cierto” y hace perder una gran cantidad de tiempo y atención a los padres. Él se sentó de espaldas y no fue hasta que pasó un buen rato cuando lo reconocieron: “Una persona educadísima, sencilla y generosa. Tomaron también una ensalada caprese, pero con tomate de Conil, alcachofas, una ensaladilla de gambas y carnes a la brasa, que son nuestra especialidad”.